lunes, 14 de septiembre de 2009


Harta

....Harta de someterse a convencionalismos sin sentido y de gastar toda su energía en el vano intento de integrarse a grupos disfuncionales que ni le interesan ni le hacen bien, decide darse por vencida. Inútil ante la incontrastable verdad de que hay personas que no viven para vivir sino para acomodar, para poner cada parte en su lugar del todo y denunciar a las que no encajan, decide soltarle la mano a las ganas y hacer la suya.
....En ese exacto momento de su deserción, los planetas parecen acomodarse para probar de nuevo su error y el dedo señalador cae precisa y puntualmente cuando menos se lo espera una vez más en su cabeza. “Es que no hay manera de hacer las cosas bien”, concluye cabizbaja y sola mientras libera semejante frustración en el papel y espera paciente la llegada de aquel auto que en media hora o poco más estacionará en su puerta para descargar kilos y kilos de reprobación silenciosa, miradas esquivas, sonrisas cómplices que la dejan afuera de todo y la promesa de un rumor indiscutible multiplicado en casas de padres y hermanas políticas: “Qué rara que es esa chica. Yo no sé por qué no será más normal”.
Vicios

....Sos periodista. 32 años, morocha, ojos verdes, metro cincuenta y ocho y medio. Geminiana, sensible, insegura, buena en general, generosa, inteligente pero no brillante, un poco envidiosa y celosa, en los momentos malos; hija, esposa, amiga, profesional pero no fanática del trabajo, aficionada a la fotografía y a la lectura, vulnerable.
....Tenés el don de la invisibilidad. Cuando te cerrás, te quedás más callada que nunca y la gente, sin darse cuenta, deja de verte. Podés pasar totalmente desapercibida en un grupo de seis que tejen sus conversaciones unos con otros y quedarte ahí sin que nadie te vea.
....Otras veces podés ser tu doble opuesta, llena de ideas y comentarios oportunos. Súper activa, organizada y capaz de encargarte de todo. Simpática, rodeada de una luz propia que se apaga con facilidad. Son los momentos menos frecuentes por estos días.
....Tu vida está en pause. Ir de un lado para el otro no te sirve para volver a ponerla en funcionamiento. Siempre estuviste en la búsqueda. Te gusta preguntar pero las respuestas no suelen satisfacerte, porque cada interrogante abre dos o tres nuevos. Disfrutás del principio de las cosas, del sabor a nuevo que el tiempo desgasta. Con el después sos muy constante. Tanto que le huís al cambio. “¿Para qué innovar?”, ironizaría la que fue tu psicóloga. Y aún así, mutás todo el tiempo según quién o qué te provoque. Sin embargo, hay estabilidad en esos cambios, y a cualquier no-tan-amigo distraído le parecería desde afuera que en tu vida interior no pasa nada.
....Extrañás mucho: momentos, canciones, comidas, lugares, personas. Tenés una cierta adicción a lo lejano. A menudo, un paso más lejos equivale a un paso más cerca de tu deseo. Y no te lo digo mal, porque sé que en el fondo es solamente nostalgia.
....Tenés el ojo puesto en el de al lado. Sos detallista y molesta cuando se trata de corregir. Bastante estructurada si bien estás constantemente buscando un escape a ese cubo que te achica la cabeza len-ta-men-te desde que naciste. O desde que te dejaron. O desde que te dejaste, vaya uno a saber.
....Así sos y a muchos no les importan demasiado tus rarezas. Igual te quieren. Otros malinterpretan tu poca personalidad y les caés mal. Pero son los menos. Los demás te ignoran y a vos te da bronca… vicios de hija única.