jueves, 9 de diciembre de 2010

A soles y sombras
...
temer con saña a soles y sombras
golpear la duda contra el pecho
clavarse el llanto aunque no llegue
beber el grito anticipado
temblar con bronca por si acaso
negar historias, caricias y juguetes
tapiar entradas y salidas
hacer de la vida un rito
un compromiso ineludible
perderse todo
morir dormida
sin siquiera haber sido un recuerdo

jueves, 2 de diciembre de 2010

Jacinto y el áfono
...
....Jacinto, más bien rechoncho, subió uno a uno los pesteros. Su tranzo era ambivalente, sin seguridad. En una solepa tenía amedrentado el papelucho, todo crujido y un poco muélido de tanto macerarlo. Le corría por la gortija una horcota gruesa y salada que le dibujaba una línea blem en su impolútica jamelga recién estresada. El felbo se le caía sobre los globillos pinchándole las tupelas y no lo dejaba ver. Como pidiendo perteneza, con la vezaca checa, plantó sus rogudas lengas sobre el piso de madera vieja. Tomó con una nona el áfono y nadie pudo solapar cómo reveteaba: el áfono, su nona, sus lengas, todo. La horcota no era ahora una sola sino una clepitud. La moma lo ojeaba desde la primera lisa, un poco enterfenida, otro poco verbeteada: sabía que Jacinto además de estar exejado de moño nunca se había ferritado en nada, menos en el áfono. Jacinto pareció desvainizar. Ojeó al témido y por un militerio no perspetó. Iba a abrir la zopa cuando lo interpetó la mirada momal, tan almohadón de plumas, tan dulcelechosa. Jacinto perspetó ahora con todo y largó en un joque la mota más álida y plúmica que el témido haya orejeado jamás. Un yoyolo se espejeó desde el fondo del salón, el témido todo encallesió, pero Jacinto sólo ficheteó a su moma, cuyos globillos ya dejaban caer la posmera vélida.

lunes, 25 de octubre de 2010

La procesión
....
....Es un lindo día fuera me dice el gordo de al lado pero ni me doy cuenta qué me importa si hace frío o calor o si el aire acondicionado si total ni miro a las chicas rubias y demasiado maquilladas haciendo señas que la seguridad ni ocho cuartos si una vez arriba es lo mismo ni que prestar atención pudiera hacer una diferencia la respiración se me hace cada vez más difícil y más rápida se entrecorta las uñas se clavan fuerte en el asiento los sentidos se agudizan qué es ese ruido allá arriba algo no suena bien ahí fuera como metálico y encima parece que va a llover la garganta se cierra un poco más el cinturón está ajustado al mango muevo el cuello a un lado y al otro con mis ejercicios de relajación pero no puedo soltar todo queda dentro del pecho duro cerrado lleno de angustia que se manifiesta en sudor frío que ya sale de la frente y empapa el pelo y cae haciendo cosquillas en el cuello pero no puedo rascarme ni quiero todo el cuerpo anclado en su actitud obstinada de cerrarse cada vez más de no mover un centímetro de piel porque cada gesto puede desatar una cadena de eventos como lo de la mariposa china ahora un calambre empieza a subir por la pantorrilla y se apodera de mi pierna derecha el aparato tiembla enojado al ritmo de los motores que se encienden carreteamos y el avión levanta vuelo.

viernes, 20 de agosto de 2010

Monedas

...

Todo el suplicio en sus ojos. Los colectivos no tienen frenos ni tiempo ni amor. En la vereda, la mano en alto, los pies inquietos. La figura desgarbada retorcida sobre sí es una oscura mancha en una ciudad distraída.

Los colectivos pasan con desaire. Un ruego le entreabre la boca. Los labios secos. Su piel manchada como el alma inútil. La fría mañana resguardando rencores con bufandas. La mentira de todos a flor de piel. Vistazos esquivos entre los nosotros, que vamos apurados o ausentes o inconscientes de su necesidad.

“Me está esperando en Pacífico”, suplica murmurando para sí entre dientes rotos. La voz tiembla desde el fondo de una garganta cerrada. Las lágrimas contenidas, la miseria en una manga. Nadie nunca nada. Como cada día. Como cada día.

sábado, 12 de junio de 2010

Hijos nuevos

....

....Ellos se asomarán por la puerta y la verán completamente azul, desnuda en todo su esplendor. Al principio no será fácil comprender, quizás por temor, pero la curiosidad será dominante e ingresarán. La casa será espaciosa, sus paredes estarán cubiertas por alfombras o empapelados brillantes. No podrán ignorar las baldosas doradas. Seguirán avanzando a paso lento, juntos. No desearán separarse y el grupo será uno. Sentirán cómo las diferencias se diluyen en los colores que se acercan desde las paredes. Los pasos serán tímidos. Mirarán para atrás pero la puerta ya estará cerrada. No sabrán cómo pasó.

....Después de lo que parecerán horas se encontrarán frente al altar. La figura habrá minado en gran parte sus fuerzas. Sentirán que pasaron días desde que cruzaron el pórtico. Años desde que se enteraron de la existencia del templo. Lo de antes habrá sido otra vida, supondrán. En algún momento querrán mirarse entre ellos. Girarán apenas la cabeza pero no se reconocerán unos a otros. Nada será como ahora. Nada importará más que su cuerpo azul, su esplendorosa figura. Una vez que los haya reconocido, su mirada magnética no los abandonará. Un silencio agudo cegará sus oídos, la belleza callará sus ojos. Ya no desearán nada más. Y la transformación será completa.

domingo, 18 de abril de 2010

Blancanieves (el otro final) II

....

....“Se lo tenía bien merecido”, dijo el enano gruñón y hubo que velar a

dos muertos esa noche.

jueves, 15 de abril de 2010

Blancanieves (el otro final) I

...
.....El príncipe le dibujó en la boca el más caliente de los besos. Rozó apenas su lengua contra los dientes pequeños. Sintió su piel helada. Se apartó unos centímetros para mirarla por última vez. Sus ojos quietos habían perdido el brillo de los primeros años. Volvió a besarla, esta vez con congoja. Los labios cada vez más fríos, el rostro cada vez más rígido. La lágrima marcó un camino suave en su mejilla de muñeca.

viernes, 5 de febrero de 2010

Son muy frágiles

....Son figuras de cartón. Están por todas partes y no entiendo sus motivos. Circulan libres en el mundo pero chocan cuando me encuentran y, por lo general, el impacto lo sufro yo.

....Desagradan a la vista, aburren al oído y son invulnerables al tacto porque no tienen piel. Sólo una lija marrón que raspa y raspa la realidad para moldearla a su gusto.

....Equivocan la ruta y están orgullosos de eso. Alguna vez soñaron con ser como yo pero los años son implacables: van perdiendo materia a medida que acumulan seguridades. Flaquitos quedan…

....Se sienten cómodos si están en fila con sus pares. Empujan un poco para adelante y para atrás; si tienen suerte tumban a dos. Con eso ganan, superan, exitosean. Eso les hace perder más materia y ser más flaquitos. Y cada vez más frágiles y más equivocados. Hasta que un día en que me levanto bien se rompen cuando se topan conmigo. O con vos. Y al final los que ganamos somos nosotros.

jueves, 7 de enero de 2010

Sádico
Semifinalista del concurso Esplendor Nocturno, Madrid 2010

Te agarra del cuello. Aprieta. Despacito despacito despacito.

Te araña la espalda. Un dedo. Otro dedo. Otro dedo. Hacen surcos rojos hacia abajo.
Te dobla la muñeca. Un poco para un lado. Bastante.
Te patea la parte baja de la pierna. Unodostrescuatrocinco... mil.
Te muerde la oreja. Fuerte. Sangra.
No sabías que las palabras tienen manos, uñas, piernas, bocas, dientes...

viernes, 1 de enero de 2010

El centro (de vos mismo; qué lejos estás de él)

....Estoy quieta en el centro y no puedo evitar advertir que ver pasar la gente es como ver televisión. Hay un espacio que separa esto (estar quieto) de lo que realmente pasa afuera. Por definición, en las calles del microcentro las cosas se mueven. Siempre. Las personas pasan aceleradas, se chocan, se empujan, las bocas gesticulan, se quejan. Y eso es natural. El elemento extraño en el sistema soy yo.
....Las vendedoras gritan, los volanteros invaden, avanzan y quiebran la multitud que por un mecanismo homeostático puede cerrarse nuevamente sobre sí misma una vez superado el obstáculo.
....Sólo los chicos miran hacia arriba, se fijan. El resto se lanza arrastrado por la fuerza del tengo que llegar, rápido. Las mujeres tienen atrapadas sus carteras; los hombres, sus mochilas. Acá y allá y allá también suenan celulares. Las miradas no se cruzan. El fastidio se lee en los ojos. Hay algo adentro que sabe que no está bien vivir así, que hace mal. Pero esa voz suena bajito y en el centro hay siempre mucho ruido. Adentro, también.