jueves, 7 de enero de 2010

Sádico
Semifinalista del concurso Esplendor Nocturno, Madrid 2010

Te agarra del cuello. Aprieta. Despacito despacito despacito.

Te araña la espalda. Un dedo. Otro dedo. Otro dedo. Hacen surcos rojos hacia abajo.
Te dobla la muñeca. Un poco para un lado. Bastante.
Te patea la parte baja de la pierna. Unodostrescuatrocinco... mil.
Te muerde la oreja. Fuerte. Sangra.
No sabías que las palabras tienen manos, uñas, piernas, bocas, dientes...

viernes, 1 de enero de 2010

El centro (de vos mismo; qué lejos estás de él)

....Estoy quieta en el centro y no puedo evitar advertir que ver pasar la gente es como ver televisión. Hay un espacio que separa esto (estar quieto) de lo que realmente pasa afuera. Por definición, en las calles del microcentro las cosas se mueven. Siempre. Las personas pasan aceleradas, se chocan, se empujan, las bocas gesticulan, se quejan. Y eso es natural. El elemento extraño en el sistema soy yo.
....Las vendedoras gritan, los volanteros invaden, avanzan y quiebran la multitud que por un mecanismo homeostático puede cerrarse nuevamente sobre sí misma una vez superado el obstáculo.
....Sólo los chicos miran hacia arriba, se fijan. El resto se lanza arrastrado por la fuerza del tengo que llegar, rápido. Las mujeres tienen atrapadas sus carteras; los hombres, sus mochilas. Acá y allá y allá también suenan celulares. Las miradas no se cruzan. El fastidio se lee en los ojos. Hay algo adentro que sabe que no está bien vivir así, que hace mal. Pero esa voz suena bajito y en el centro hay siempre mucho ruido. Adentro, también.