1. Alfonso, el actor
.....Petisito y barrigón, a susveintidós años aparenta por lo menos treinta. En la esquina le dicen Leche Hervida cuando insulta a algún gringo que no le da un peso para tomar. O a los tipos que van de la mano de una mina grandota, de esas que vienen bien de adelante. O cuando le recuerdan la vez que perdió al truco contra el Piojo a un punto de ganar.
.....Lleva un pulóver azul raído, un pantalón gris que le hace bolsa en la parte trasera y el pelo casi al ras, recto adelante. La mirada esquiva, las manos inquietas. Cuando era más chico, iba cambiando las zapatillas según quién decidiera pasar por la plaza esa noche. Arrastra un pie desde la época cuando pedía monedas en los semáforos y un conductor con poco ejercicio de la paciencia decidió arrancar antes de que él pudiera correrse. Así aprendió a no hacerlo más. Ahora actúa.
.....Tiene unos cuantos personajes pero el que mejor resulta es el del sordito. Se acerca a las mesas de un restaurante y, balbuceando, se señala la muñeca como quien pregunta la hora. Eso le da tiempo para relojear a los desprevenidos. Si son de su tamaño y parecen bonachones, se inclina sobre ellos y con un dedo sucio y retorcido toca todo lo que puede. No hay posibilidad de que se vaya con las manos vacías; un poco por lástima, otro poco por asco. Ya lo decía su madre: “Vago me saliste, Alfonso, ¡como tu padre!”. “¿Vago?”, piensa él, “si con esto de la actuación me rebusco unos buenos mangos, vieja.
.....El olor lo acompaña adonde va. Al principio, cuando por primera vez se dio cuenta de que la gente le escapaba, pensó que era porque es bien morocho y anda por la vida siempre enojado. Pero un día el Piojo se le acercó, lo llamó aparte y le dijo que se bañara. Y para que el Piojo te diga que te bañes es que tenés una baranda que no te aguantás ni vos. Alfonso se calentó y le dijo que “los que se bañan son careta, gato”, pero la realidad es que le tiene idea a los albergues de la ciudad o, mejor dicho, a la gente con la que se encuentra ahí: siempre termina a las piñas.
.....“Te sacan la libertad”, se conforma pensando. Tenés que dormir cuando ellos dicen, comer cuando ellos dicen, vivir cuando ellos dicen. Y al final, ¿para qué? ¿Para pasarse un poco de jabón y comer un guiso frío? Andá…
viernes, 23 de octubre de 2009
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