viernes, 23 de octubre de 2009

2. Alfonso conoce a Osvaldo

.....Al verlo sentado solo en el restaurante pensó: éste está forrado. Se acercó a la mesa y, balbuceando, se tocó la muñeca como quien pregunta la hora en su personaje del sordito. Pero no conocía a Osvaldo. Sin soltar su whisky con hielo, el comensal lo miró y le dijo:
.....—Vení, viejo, sentate, charlamos un rato —y palmeó el individual situado frente a él. Alfonso dudó. Por un momento pensó en rechazar la invitación, pero no comía desde el día anterior. No debía perder esta oportunidad.
.....—¿Qué vas a comer, pibe? —le preguntó el dandy sin prestar demasiada atención a la mirada desconfiada de Alfonso.
.....—Una milanesa. Napolitana.
.....—¿Con papas? —completó Osvaldo con una amplia sonrisa. Alfonso hizo un gesto tímido y se sentó cabizbajo. Entonces Osvaldo continuó:
.....—¿Y qué andás haciendo por acá, viejo?
.....El chico estaba dispuesto a retomar su actuación y ensayar alguna historia que pudiera adaptar al momento pero enseguida el otro se adelantó: —Esta zona es una de las más lindas de Buenos Aires. Se parece al cartier latin de París. Es súper pintoresco: lleno de librerías, de estudiantes, barcitos, restaurantes étnicos…
.....Todo el tiempo Alfonso asentía sin siquiera intentar hacer una intervención. El aceite de la milanesa le chorreaba por la barbilla. Se apuraba por pinchar una papa frita tras otra y llevárselas a la boca para volver a pinchar. Perdido en el arte de llenarse el buche no se dio cuenta de en qué momento Osvaldo empezó a hablar de otro viaje.
.....—Lo que tiene Egipto es la historia, la arquitectura. Vos dirás: Grecia, Roma… Sí, ya sé, pero ver las pirámides, la obra de esa civilización antiquísima. Miles de años antes de Cristo, ¿entendés, pibe? Si podés, no dejés de ir. A esos lugares hay que ir.
.....—¿Puedo pedir postre? —interrumpió bruscamente Alfonso. El viajero pareció alegrarse.
.....—Claro, pibe. ¿Flan con crema?
.....—Con dulce —retrucó Alfonso entusiasmado. Osvaldo llamó al mozo, pidió el postre y preguntó: —¿Vos tenés familia?
.....—No, estoy solo… —empezó a contestar el otro, pero enseguida desistió: Osvaldo había retomado su monólogo: —Ah, la soledad. Es jodido estar solo pero tiene sus cosas. Por ejemplo, si yo no hubiese estado solo en Estambul…
.....La atención de Alfonso volvió al flan con dulce de leche. Se había dado cuenta de que no hacía falta fingir interés. No fue hasta cinco minutos después que lo sorprendió un intervalo de silencio. Alfonso levantó la cabeza.
.....—Se hizo tarde — dijo Osvaldo sin perder la sonrisa.
.....—Claro. No hay que hacer enojar a la señora, ¿no?
.....Casi con los dientes pegados, Osvaldo aclaró: —Es tarde, pibe. Me esperan en el bar.
.....Llamó al mozo, pagó la cuenta y se fue. Alfonso, sin entender demasiado, se paró también, recogió las monedas que había sobre la mesa y dejó el restaurante caminando pesado y pensando: qué injusta que es la vida, hay tipos que tienen suerte, che.

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