martes, 6 de octubre de 2009

Rutina

....El aire siempre es denso y sofocante, por más que afuera esté fresco. Ingresar es difícil, pero salir es peor. Y una vez dentro, rodeado de esa masa de cuerpos calientes con ropas pegadas, no queda otra que tolerar el viaje con una punzante sensación de desagrado.
...El sudor se cuela entre la red de miradas que ocupan todo el vagón. Los cuerpos bailan armónicos con el vaivén cuando no rebotan entre codazos y empujones uno contra otro contra otra contra otro. Los pisotones intentan ganar terreno sobre un suelo atigrado, veteado con chicles de hace meses que hoy son montículos negros y sólidos.
...Un olor a chizitos penetrante molesta en el ambiente y se mezcla con el de un intenso perfume y la transpiración que corresponde a un viernes de verano a las seis de la tarde. Es imposible ignorar el ruido a dientes que trituran y mastican y dan vuelta la masa en la boca que no cesa porque atrás viene otro chizito que se tritura y se mastica y se da vuelta y así. La sinfonía se consuma con un ring-tone de David Bisbal que suena una y otra vez y una alarma intermitente, como un tono de teléfono que se repite en cada estación.
...Se palpa el hastío, se transpira el cansancio, se puede tocar el mal humor general y la agresión está lista para estallar en un gesto.

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